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Si bien la influenza y la gripe común son enfermedades respiratorias contagiosas, cada una está asociada a un virus diferente. La influenza es causada exclusivamente por los virus de la influenza, mientras que el resfriado común puede ser provocado por varios virus: entre ellos los rinovirus, los virus de la parainfluenza y los coronavirus estacionales (es importante no confundir a estos últimos con el SARS-COV-2, el virus responsable del COVID-19).

Aunque comparten síntomas similares, los de la influenza tienden a ser más intensos y debilitantes que los del resfriado común y suelen aparecer de manera repentina. Por el contrario, los resfriados son generalmente más leves y las personas afectadas suelen experimentar mayor congestión nasal, algo menos frecuente en quienes padecen influenza. Además, los resfriados raramente provocan complicaciones graves como neumonía, infecciones bacterianas u hospitalizaciones, más asociadas a la influenza.

Sin embargo, identificar si una persona tiene un resfriado o influenza basándose solo en los síntomas puede resultar complicado, ya que ambos presentan fiebre, tos, dolor de garganta, congestión nasal, dolores musculares o corporales, dolores de cabeza y fatiga. 

Por eso, especialmente durante la temporada invernal, los médicos suelen realizar pruebas especiales que permiten determinar con certeza si una persona tiene influenza para brindarle el tratamiento adecuado y prevenir complicaciones. Además, se recomienda vacunarse de forma anual contra la influenza para evitar el contagio, en especial en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas como el asma o el EPOC.