El verano suele ser una de las estaciones más esperadas por todos. Es la época en la que el sol invita a disfrutar de las tardes en las plazas, los días de pileta y las vacaciones en la playa. Sin embargo, la exposición prolongada a los rayos solares sin la adecuada protección puede traer serios problemas para la salud: desde manchas y ampollas, hasta el temido cáncer de piel. Para evitar estas consecuencias indeseadas se recomienda tener en cuenta los siguientes cuidados básicos: Usar protector solar: en la actualidad existen cientos de alternativas diferentes que van desde cremas, sprays, lociones o emulsiones. Lo importante es aplicarlo 20 minutos antes de exponerse al sol y volver a aplicarlo cada 2 horas, o cada vez que resulte necesario (el agua y el sudor “barren” el protector). Se recomienda utilizar fotoprotectores con FPS (Factor de Protección Solar) superior a 30. Evitar los horarios de mayor radiación: la franja horaria que va de las 11 am a las 16:30 pm es la de mayor incidencia de luz ultravioleta. Durante estos períodos se aconseja disfrutar de la playa o la pileta bajo la sombra de un árbol o una sombrilla. Utilizar prendas livianas: esto es importante para evitar los golpes de calor durante los días de temperaturas muy elevadas. Se recomienda usar prendas de materiales livianos como el algodón y en colores claros. Cubrir la cabeza: se estima que un 50% del calor de nuestro cuerpo se evapora a través del cuero cabelludo y el rostro. Los sombreros y gorros de ala ancha permiten proteger la cabeza y la cara de los rayos solares. Proteger la vista: la incidencia directa de los rayos solares puede ocasionar problemas visuales en la retina y la córnea a corto y largo plazo. Por eso es muy importante proteger los ojos utilizando lentes de sol homologados.